Luz en tu mirada

28 mayo 2008


Me maravillo de la luz
que desprende tu mirada
cuando se ve reflejada en la del ser amado...
me entristece tu mirada
cuando después se apaga...
lloro por tu mirada,
cuando busco reflejarme en ella
y no veo nada....

Te quiero

No te quiero por lo que eres,
sino por lo que soy cuando estoy contigo:
una fuente infinita de potencialidad.
Te quiero por ayudarme a abrir los ojos
para encontrar la salida del laberinto.
Es tu decisión acompañarme en el camino,
el Universo me está esperando.

El laberinto

Hace mucho que escribí esto... y ahora he vuelto al laberinto... estoy escuchando un podcast (que te recomiendo que escuches... y disfrutes con la visita)... y me ha hecho recordar lo escrito... y me quedo con una frase del autor: "El peor de los laberintos es el que llevas dentro".



Estaba sola en el centro del laberinto, oscuro, frío, triste, tumbada en el suelo, encogida, como en un frío vientre de piedra. Tenía los ojos cerrados, apretados muy fuerte, tenía miedo. Siempre era de noche. A veces alguien se asomaba, por encima de los muros del laberinto, y con su luz me calentaban el cuerpo y el alma, pero era tan breve... y yo tenía tanto miedo... seguía con los ojos cerrados. Si estiraba las manos, sin apenas moverme, sólo podía notar la presión de los muros sobre mí misma, su cercanía, su frialdad, su dureza. Cada vez estaba todo más oscuro y pensaba sin esperanza que nunca saldría de allí. Hasta que un día llegué al límite, toqué fondo, cogí impulso y desde mi laberinto de piedra salté a la superficie, y abrí los ojos. Alrededor mía había una luz muy tenue, temblorosa, que iluminaba de forma cálida. Busqué el origen de la luz, palpé los muros de piedra... y entonces vi mis manos, luminosas, brillantes, giré las manos, me palpé los brazos, la cara...YO era la fuente de luz, YO iluminaba mi camino, me levanté y vi los muros, que se desplazaban ante la luz... y salí del centro del laberinto, despacio al principio, con miedo, palpando las paredes, buscando la salida. Cuanto más andaba más se abrían los muros, mi luz era más fuerte... tenía más calor. Mi intuición me decía que estaba cerca de la salida. De repente los muros de piedra dieron paso a un inmenso jardín, laberíntico, pero luminoso, lleno de flores, de pájaros... de vida. Me tumbé en la tierra, sentí el palpitar del mundo, la respiración de la Tierra. Me cargué con su energía, amorosa, libre, viva y le devolví su amor con el corazón henchido. Y seguí adelante... recorriendo el nuevo laberinto, buscando la salida, disfrutando del camino... danzando en espiral.

Frases célebres (en el trabajo)

23 mayo 2008

No os ha pasado nunca que a veces, en el trabajo, soltamos unas frases increíbles, con las que te ríes tanto que deberían pasar a la historia? Hombre, después contadas, sacadas del contexto en que se producen no tienen, a lo mejor, tanta gracia, pero hoy, en una reunión, hemos tenido dos joyitas que me han hecho inaugurar esta nueva sección "Frases célebres (en el trabajo)":

Yo: " Dios la que está cayendo, y hoy me voy a Talavera....
Pilar: "pues ten cuidado, porque Talavera es el orinal de Toledo..."

Jc: "cómo se llamaba el bajito catalán éste, que vino a la convención, sí, el que dirige esta empresa..."

Desierto

21 mayo 2008


Sedienta en el desierto

abrasada por el Sol...

rodeada de espejismos...

corriendo descalza, duna tras duna

mientras mis labios cuarteados

claman

por un poco de agua...

voy perdiendo las fuerzas

y me dejo caer...

me fundo por el fuego,

me deshago con la arena...

vuelo con el viento.

Historias de un viajante...

20 mayo 2008

Cuando me planteé por primera vez escribir un blog pensé en llamarlo "Historias del metro", principalmente porque me paso unas cuatro horas cada día en el transporte público (entre cercanías y metro). He ido en transporte público a la universidad, al trabajo... llevo metida ahí 12 años (por dios que vértigo... y me quedan 12 días para el día D .... XD). En el transporte público me ha pasado de todo, me he quedado atascada en túneles y he tenido que salir andando, me han acosado (hay mucho sobón suelto en el metro), me he encontrado borrachos, broncas... de todo.
Ahora por motivos laborales estoy viajando mucho, y a mis viajes en tren y metro se unen el avión y el taxi.
Ayer estuve en Valencia y a la vuelta de la reunión que tuve allí, me pasó un poco de todo, casi para montar un monólogo y salir en la tele. Para empezar, desde el lugar de la reunión hasta el aeropuerto me llevó el taxista más friki de todo Valencia: me subo en un taxi monovolumen, el taxi más sucio que he visto en mi vida, el suelo estaba lleno de papeles sucios y tierra, y los asientos también, además llevaba mampara de seguridad, bueno, media mampara, porque le faltaba la parte superior, sólo tenía la inferior, de plástico gris igual de guarro que el resto del coche. Bueno, y casi a juego con el conductor, que tenía el pelo como si se lo hubiera lavado en aceite. Nuestro querido conductor llevaba las dos ventanillas delanteras bajadas, y aún así, el coche olía que apestaba. Y os preguntaréis por qué no rechacé ese taxi... pues porque iba con la hora pegada al culo y perdía el avión... así que echándole un par de ovarios seguí adelante. Y entonces me doy cuenta de que el conductor, a la mínima parada (semáforo, paso de cebra, ligera retención... coge con ansia el periódico y se pone a leer) y empieza a comentarme las noticias.... y a raíz de eso comienza a contarme su vida: que había montado una empresa de páginas web que se había hundido, que su hijo es superdotado y toca la trompeta, el piano y se está preparando para ser director de orquesta.... de todo un poco. He de reconocer que uso con frencuencia el taxi, mi tío ha sido taxista y uno de mis mejores amigos lo es, y que he tenido la suerte de encontrarme taxistas majísimos, malas personas y desastres que no sabes cómo se han metido a taxista si no saben ni dónde tienen la cabeza. Bueno, al final llegamos bastante bien al aeropuerto, aunque con la cabeza con un bombo y la cara un poco azulada (de aguantar la respiración XD).
Llegué y pasé enseguida, no había mucha gente y ya tenía la tarjeta de embarque, me dirijo a mi puerta y veo que me corresponde un avión de hélices de vuelo regional de la compañía Air Nostrum. Son aviones muy pequeños, que no me gustan especialmente. Me quedaba media hora para salir, y no estaban las azafatas ni siquiera para empezar a embarcar, así que cogí me fuí a la tienda y me compré una botella de agua de Valencia y otra de Mistela (el sábado tengo fiesta!!). Me siento a leer y a esperar, y siguen sin llamar... llegan las dos y media y anuncian por megafonía: el vuelo con destino a Madrid se retrasa media hora por razones de mantenimiento del aparato, más información en media hora. Visto que era la hora de comer y no iba a llegar a la hora de comer, decidí tomarte un montadito en la cafetería de enfrente, mientras observaba alucinada cómo desmontaban el morro del avión que nos tenía que llevar (qué mal rollito....), y a todo esto me giro y espaldas a mí hay un tío con el ordenador encendido y navegando en una página titulada (en inglés) "Guerra Santa"... yo ahora leo esto y me descojono viva, pero en el momento la cara que se me debió quedar debía ser un poema...
Total, que tras hora y pico de espera deciden reubicarnos en otro vuelo (a todo esto el morro del avión seguía abierto y el tío del portátil se había ido... menos mal! XD) , yo no había facturado nada, pero claro, nos dijeron que teníamos que salir, volver a entrar y pasar los controles (lo que supone prácticamente desnudarte: cuidado si vas alguna vez con un agujero en el calcetín o con un pantalón que te quede un poco grande: hay que quitarse los cinturones, con lo que puedes terminar andando como un pingüino en medio de la terminal, o te pueden obligar a quitarte los zapatos...). Con esto tuvimos dos problemas: primero que el siguiente vuelo salía en 20 minutos, y en ese tiempo había que sacar la nueva tarjeta, pasar el control, facturar... y rezar para que no te cerraran el vuelo mientras. Yo llegué de casualidad, y tuve la suerte de encontrar un guardia civil razonable, que me dejó pasar con las dos botellas de licor... porque si no, casi de fijo que así sueltas no llegan a Madrid.
Fue un día entretenido... y hoy nos hemos partido de risa en el trabajo mientras contaba la historieta, así que creo que vamos a inaugurar una nueva sección que se llame "Historias del metro".

Perlas...

15 mayo 2008

Correr detrás de algo no significa que estés más cerca de alcanzarlo...

Hacer bien su trabajo

Vale, lo reconozco... a nivel laboral soy demasiado perfeccionista, sobre todo si de mi trabajo depende alguien... por eso me joden infinitamente (y perdón por el palabro) esos fallos tontos, fruto de despistes, que impiden que los demás trabajemos tranquilamente.
Y no debería rebotarme tanto, porque yo soy la primera que tiene unas faltas de atención que te caes de espaldas...

Síndrome de colapso de colonias


En la película de Bee Movie plantearon este problema a partir de la reivindicación de las abejas de que el hombre las estaba explotando, aprovechándose gratuitamente de su trabajo. Las abejas dejaron de trabajar, dejaron de salir de las colmenas y de realizar una de las funciones fundamentales para mantener el equilibrio ecológico: la polinización. En la película suponía una catástrofe, pues el concurso floral no iba a poder celebrarse: las flores habían desaparecido.

La abeja melífera es un eslabón fundamental para nuestra subsistencia en el planeta: el 60% de los cultivos alimenticios necesitan polinización (que puede realizarse por mamíferos, aves o insectos, aunque actualmente los productores controlan el proceso, alquilando colmenas para garantizar la polinización). No sólo nos garantizan el alimento y nos ofrecen el fruto de su trabajo para nuestro consumo: ayudan a que plantas condenadas a la extinción por la acción el hombre aún se mantengan.

Por desgracia las abejas están en peligro. A finales de 2006 saltó a los medios la noticia de que las abejas de USA estaban desapareciendo. De los 2,4 millones de colmenas del país, 600.000 habían sufrido el "Síndrome de colapso de colonias": las abejas obreras (responsables de la polinización y, por tanto, de suministrar alimento a la colmena) estaban desapareciendo sin dejar rastro, ni siquiera aparecían abejas muertas en las colmenas o alrededores. En la colmena sólo quedaban las abejas reinas y las crías que aún no habían salido de la celdilla. Aún no se saben las causas exactas del síndrome, los científicos apuntan a insuficiencias alimenticias (causada por alimentarse a partir de un sólo tipo de flores), algún tipo de virus, pesticidas, incluso radiación magnética. Es difícil imaginar que pasaría si las abejas desaparecieran, pero en China ya saben lo que esto supone: en una de sus provincias las abejas han desaparecido por completo, y la población, que sobrevivía gracias a la agricultura y el cultivo de frutales, se han visto obligados a polinizar ellos mismos, una a una, las flores de los frutales, extrayendo el polen de las flores, dejándolo secar un par de días, y después aplicándolo con plumas.

Esto ocurre en una provincia China... y si lo escalamos a nivel mundial? la crisis alimentaria actual, provocada por el uso de cultivos para fabricar biocombustibles, más los efectos del cambio climático (sequías, inundaciones...), unido a la menor producción por la paulatina desaparición de las abejas dibuja un horizonte muy negro para el hombre. Qué hemos hecho con nuestro planeta?



Ilusiones

13 mayo 2008

A veces perdemos la ilusión por todo lo que nos rodea,
por el futuro que vislumbramos... y lo único que queremos
es dejarlo todo y salir corriendo... yo lo he hecho algunas veces...
es una decisión difícil de tomar, dejas atrás muchas cosas,
y casi siempre acabas con el corazón hecho trizas,
y no sólo por amor, también dejas atrás amistades, familia,
lo que has conocido durante mucho tiempo y ha sido tu día a día.
Pero vale la pena un dolor pasajero por recuperar la ilusión de
levantarte cada día, estar entusiasmado con un nuevo proyecto.

Espectadora

10 mayo 2008


A veces la vida te condena a permanecer inmóvil. Te ordena que te sientes, te da algo que comer (por lo general un bocado amargo) y te dice: "quieta, observa... aprende". Y no te queda más remedio que observar el espéctaculo de la vida a tu alrededor. Quieto, como un pasmarote, mientras las alegrías y las penas se suceden a tu alrededor. La rebeldía acude como un huracán, luchas contra las correas que te atan...cómo soportar el dolor que se expande por doquier sin hacer absolutamente nada? Llega un momento en que no sabes qué duele más: si tu propia impotencia o el espectáculo que se desarrolla ante tus ojos. Pero la paciencia acaba entrando en escena... y acabas observando la vida como algo ajeno, sabiendo que las alegrías van y vuelven, igual que el dolor y la pena... como las olas del mar... que horadan los acantilados... pero éstos, a pesar de todo, siguen en pie.

BALLENAS (I)

01 mayo 2008

Tengo un animal fetiche, lo reconozco... bueno, me encantan todos los animales, incluso los insectos me hacen gracia... pero las ballenas despiertan en mí algo muy especial.
Tengo una imagen grabada a fuego, de hace dos años, en el L'oceanogràfic de Valencia. En la zona del ártico viven dos ballenas belugas, Kairo (macho) y Yulca (la hembra). Cuando yo fui Yulca estaba embarazada de casi 10 meses (el embarazo de este tipo de ballenas dura 16-17 meses). La sala desde la que se podía ver a las ballenas estaba a reventar de gente, sobre todo padres con sus hijos. Yulca estaba dando vueltas en el agua, jugando... acercándose al cristal cuando la gente la llamaba con las manos... me daba la impresión de que sonreía y se divertía. De repente un bebé, de menos de un año comenzó a llorar a grito pelado, su madre lo tenía en brazos, y estaba junto a la cristalera. Y Yulka se acercó a donde estaba la madre con su bebé, se irguió y comenzó a mover una aleta, mirando al bebé. Cualquiera, al leer esto, pensará que es pura casualidad o que el ruido llamó su atención (me inclino más por la segunda opción). Pero se sabe que las ballenas tienen un instinto maternal muy desarrollado (aunque las belugas se salgan un poco de esta afirmación: el 58% de las crías mueren al nacer, para que las madres "aprendan"). Aún así, me gusta pensar que el instinto le hizo acercarse y reconocer el dolor o la pena de otra cría....
Seis meses después Yulca dio a luz a un macho de 90 kilos, pero no sabía como cuidarle... no le dio de mamar, su sistema inmunitario se deprimió y al mes murió... sus cuidadores dicen que al final había aprendido algo de lo que tenía que hacer, pues no les dejaba acercarse a la cría. Nadie nace sabiendo, ni siquiera por instinto.